¿Alguna vez conociste a alguien que no parecía ser la gran cosa, pero que era reconocido por todos y tenía una gran fama? Cuando estaba en la universidad, uno de mis amigos encajaba perfectamente con esta descripción. En un momento, empezó a utilizar una frase de afirmación personal que era un delirio para todos los que lo conocíamos, pero que sin embargo le funcionó muy bien. Su frase decía algo así como:

“Cree que eres el hombre; actúa como si fueras el hombre; otros te verán como el hombre; y entonces serás el hombre”.
Sus amigos empezamos a ver que él cambiaba su actitud hacia los demás y actuaba realmente con mucha más seguridad. Él creía en esa frase, pero lo más extraño fue ver que en verdad el resto de las personas comenzaban a creer que él realmente era el hombre.

Esa publicidad positiva de sí mismo lo ayudó mucho en la universidad, se volvió muy popular, consiguió contactos increíbles, y muchas mujeres también.

Cuando hablaba con las chicas, actuaba como si tuviera muchas opciones y como si ella no fuera la gran cosa, aun cuando eran chicas hermosas y sensuales. Eso no lo intimidaba porque realmente creía en su propia publicidad: actúa como el hombre, y te verán como el hombre.
Y con el tiempo, cuanto más actuaba con la seguridad de ser ‘el hombre’, más crecía su popularidad y más comenzaban a verlo como un jugador.

Hasta que un día, consiguió el número de teléfono de una chica muy hermosa. Sabíamos que siempre lo arruinaba todo cuando estaba frente a una chica sensual; se ponía nervioso, dependiente, actuaba como si no mereciera siquiera hablar con ella. Y creíamos que pasaría lo mismo esta vez.

Pero para ese entonces, él ya tenía toda la confianza que le daba su frase de cabecera, realmente creía en ella, y había acumulado una reputación gracias a creer que era el hombre. Y el resultado nos dejó con la boca abierta.

En lugar de actuar como un tipo dependiente, preocupado de llamarla justo cuando ella lo esperaba, o de decirle cosas bonitas y halagarla para hacerla sentir bien, él se mostró muy calmo, como un hombre con muchas opciones, y entonces las cosas se dieron vuelta.
Fue ELLA quien empezó a llamarlo cuando él estaba con sus amigos, a preguntarle cuándo se verían nuevamente, o por qué no la había llamado. Nosotros estábamos allí cuando él recibía los llamados, y fue algo TRANSFORMADOR ver cómo lo manejaba.
Entonces comprendí que los pensamientos hacen al hombre.

Si crees que ella es demasiado buena para ti, ese pensamiento se traducirá en acciones: inseguridad, miedo de ser rechazado, conversaciones donde buscas su aprobación constantemente.

Si crees que no mereces ser invitado a una fiesta, eso se verá en tu comportamiento: te esconderás detrás de tus amigos, o no hablarás con los demás ni interactuarás con las chicas que te gustan.

Si piensas que no consigues mujeres, entonces no las conseguirás.

Es una cadena de pensamientos, acciones y reacciones donde lo que tú creas afecta la forma en que te ven los demás.

Si piensas que puedes conseguir chicas, eso se reflejará en tus acciones, y a su vez los demás lo verán y lo creerán así.

Y creer que eres ‘el hombre’ es la clave para entrar en la mentalidad del jugador, y actuar como tal para seducir más mujeres o conquistar a esa chica que te gusta.